Ana Rueda es una institución en Montealto, formó parte de las siete pioneras que pusieron
en marcha nuestro colegio en el año 64. Toda su vida laboral se desarrolló allí, formando
parte del Consejo de Dirección, hasta su jubilación. Podríamos decir que es un referente
para todos: familias, profesoras y Alumnis.
Llegamos a casa de Ana, un piso luminoso y acogedor, en el centro de Madrid. Nos recibe
como siempre, con una amplia sonrisa. Tengo que echar muy atrás la memoria para
recordarla enfadada, y siempre le duraba poco.
Tras enseñarnos sus álbumes de fotos, repletos de recuerdos de los 60 Años de la vida del
colegio, nos centramos en este pequeño intercambio de anécdotas que conforman la
memoria viva de Montealto.
- Ana, nos gustaría hacerte unas preguntas que saldrán publicadas en
el próximo boletín de Alumni.
Bueno, a ver qué me váis a preguntar…
- Cuéntanos ¿Cómo llegaste a Montealto?
Vicente Picó me encargó la localización de unos terrenos para levantar un colegio en
Madrid (un año antes habían empezado los colegios de Córdoba), y yo con tan solo 25
años, me lancé a ello (la audacia de la juventud). Yo tenía un primo ingeniero que me
comentó que había una posibilidad con el Señor Banús, y con su ayuda se tramitó la
compra.
- Pero me parece que no empezasteis en directo en la Masó, ¿verdad?
Noooo! Mientras finalizaban las obras en el curso 63/64, comenzamos en tres
pequeños chalets en Cerro del Castañar, que enseguida se quedaron pequeños.
- Te acuerdas, ¿cómo inaugurasteis el curso?
Ana ríe y contesta rápida: – ¡Cómo olvidarlo! No teníamos nada, ni mesas, ni sillas, ni
pizarras…NADA; decidimos que el primer día nos íbamos a ir todas de excursión, pero
amaneció un día horrible de lluvia, así que le preguntamos a Charo, la única de toda aquella
pandilla que sabía bien lo que hacía (todas las demás carecíamos de experiencia) y cuando
ya empezábamos a desanimarnos apareció un camión enorme de mudanzas, cargado de
mesas y sillas, de manera que el primer día se dedicó a montar las clases entre todas. Fue
tan divertido…
- Ana, echando la vista atrás, ¿qué crees que es más difícil: crear o conservar?
Sin duda ¡¡conservar!! ya que para crear hay que mantener la ilusión del principio y
eso no es tarea fácil. Un colegio empieza cada día, cada jornada es diferente a la anterior y
eso es ilusionante, pero requiere mucha fuerza interior y…física también.
- En el año 72 San Josemaría visitó el colegio, ¿recuerdas algo de lo que os dijo?
Yo no pude estar en la tertulia, pero (se ríe) me colé en la del Prado. Nos animó a
seguir haciendo muy bien las cosas y a no dejarnos arrastrar por las modas. Hablaba con
tanto cariño…
- ¿Qué cambios ha sufrido Montealto en estos 60 años?
En esencia ninguno. Exteriores todos; ahora el colegio es más moderno y más bonito.Hemos crecido muchísimo, pero hay que defender la filosofía y la ideología que forman
parte de nuestra identidad.
- Cuéntanos alguna anécdota…
En mi clase de 1º de Bachillerato, dando yo Historia, hablando del antiguo Egipto, un
pintor que todavía danzaba por el aula, respondió a una pregunta que yo formulé a mis
alumnas y sacando un anillo contestó él: Esto es una esfinge; efectivamente lo era. Creo
que ellas aun no lo han olvidado.
- Ana, ¿aficiones?
La lectura y ahora el ganchillo y hacer vainica. (nos enseña varias labores
primorosas).
- ¿Lo más importante en un profesor?
Saber estar y saber trigonometría… Debe tener ciencia y saber comunicarla. Ha de
ser un alma inquieta por el estudio, por el trabajo y estar dispuesta a evolucionar en técnica
y metodología de enseñanza. Resumiendo, tiene que tener una actitud constante de
aprendizaje sobre todo de sus alumnos.
- ¿Qué supone para ti la relación profesor-alumno?
¡¡¡TODO!!!
- ¿Crees que la confianza va en detrimento de la autoridad?
La autoridad no se impone, se inspira.
- ¿Cuál crees que es el punto fuerte de Montealto?
(se para un minuto a pensar) Yo diría que la unidad interna, entre todos los que
formamos el colegio, profesores, familias y alumnos. En Montealto se forjan amistades para
siempre, profundas y sólidas que perduran en el tiempo.
- Creo que está todo dicho.
Nos vamos de su casa con ganas de volver, con el ánimo repleto de ilusión y el estómago
lleno de sus famosas almendras garrapiñadas.
Fdo: Flora Idiarte-Ramos (X Promoción)