María Jesús González nos cuenta de Montealto

Cerrar el año con un post de calado es difícil. Pero tenemos muy buenas profesoras que recordamos con cariño. Queríamos hacerlo con una, que haya marcado el corazón y el alma de muchas generaciones de alumni de este colegio.

Entonces se nos ocurrió recurrir a ella, a la mejor profesora de educación física de la historia: María Jesús González, también conocida por las alumni como “La Chusa”.

Ella, María Jesús, no solo nos hacía mejores deportistas, sino que siempre luchaba por hacernos mejores personas. Exigente, buena, implacable, audaz, apasionada, profesional, fuerte, generosa, educadora, madre… Quien la conoce, sabe que la describen todos y cada uno de estos adjetivos y se quedan cortos.

Todas recordamos, ese referirse a nosotras de usted y con el apellido por bandera “Señorita Martínez, ¿Qué ha sido eso? Esfuércese, ¡usted sabe hacerlo mucho mejor!» Hasta su “Por favor, señorita Goñi, no me manche el suelo de sangre” hasta su “Ven aquí señorita Querejeta y deme un abrazo” o hasta “Señorita Domínguez, ¡ESO, SÍ QUE ES ESFORZASE!” cuando alguna alumna no era muy ágil pero se esforzaba, y hacía todo lo posible para que se sintiera orgullosa.

Ella no ponía notas por tus dotes innatas con la gimnasia o el deporte, sino por tu esfuerzo y constancia.

Decimos, sin temor a equivocarnos, que como ella ninguna. Cuando algo nos preocupaba, lo captaba al vuelo, en nuestra época de pavo máximo nos guiaba con timón de hierro, en nuestros exámenes más feroces y angustiosos nos consolaba y daba ánimos. Allí estaba cuando nos daban los resultados de selectividad / EVAU, para animar, aupar o consolar.

Ella es grande y queremos cerrar el año con una entrevista que le llegue, nos llegue al corazón. Porque como usted, ¡NINGUNA, MARIA JESÚS!

  • Maria Jesús ¿Cuál es el primer o los primeros recuerdos que le vienen del colegio Montealto?

Mi primer recuerdo es de Charo Araneta, (primera directora del colegio Montealto) que era un fenómeno. Un día yéndome al comedor, Charo me hizo una señal desde el pabellón central, yo subí todas las escaleras, muerta de miedo y me dijo:

-María Jesús ¿tú ves a todas esas niñas en el césped? –  Y yo le dije, – Sí, ¿pasa algo? – y ella – ¿Seguro que las ves? – Y yo digo -Sí- y me dice – Pues la culpa la tienes tú. – y yo le dije – ¿La culpa, yo? –  Y me dijo Si, sí… esas niñas tienen que empezar a hacer baloncesto, balonmano…- y así es cómo empecé yo a hacer todas las actividades deportivas, sobre todo empezamos con la ya conocida: gimnasia deportiva.

  • ¿Hay alguna alumna/as, curso, año que le haya marcado especialmente? ¿Por qué?

Me han marcado muchísimas alumnas. Que las recuerdo, aunque no me sepa sus nombres.  Me acuerdo especialmente de todas las Mateo, de todas las Echánove, de todas las Pérez Páramo, de Marta Rico, de las Vaquero. Me acuerdo de muchísimas niñas.

Y recuerdo a un curso especialmente, que era 2º de bachiller en aquella época y la tutora era Ana Rueda: allí estaban Pfeiffer, Inés Paino… ese curso me marcó mucho, porque es cuando yo empecé a ser profesora.

  • ¿Cómo definiría Montealto? y ¿sus familias?

Muy grande. Ayuda a todo el mundo. Parece que eres famosa, que te conoce todo el mundo. Sobre todo, la dirección y las profesoras. Creo que Montealto ha tenido a profesoras, muy, muy, muy buenas.  

Principalmente es un colegio muy bueno, gracias a las profesoras.

  • ¿Qué lleva en el corazón cada vez que piensa en su colegio?

Ay, que me encantaría estar allí ahora mismo, dando gritos jaja 😉 Vamos me encantaría estar allí, daría lo que fuera por ir y decirle a las niñas: «quítate de la cintura el jersey, bájate la falda, tira ese chicle, no fumes… ¡Vamos me encantaría!

  • ¿Qué cualidades recuerda de las niñas a las que usted enseñaba sin descanso?

Las niñas me han enseñado mucho, mucho. Lo que pasa es que no te das cuenta cuando estás allí, te das cuenta cuando la niña ha terminado bachiller, llama a la puerta y te dice: – Ay María Jesús, venía a despedirme, ¿le puedo dar dos besos?. Quiero decirle que ha sido lo mejor que he tenido en Montealto. – Esos recuerdos siempre los tienes. ¡Nunca se me van a olvidar! Nunca, nunca.

  • ¿Recuerda alguna anécdota que le haya marcado de manera significativa?

Si, cuando se pusieron las alumnas de huelga y no pudimos entrar al comedor 😊. Fue hace muchos años. Salimos del comedor y vimos que en el pabellón de las mayores, las niñas no podían entrar y estaban todas allí empujando para que no pudiéramos entrar. Dijeron que estaban en huelga, que no querían hacer exámenes. Bueno, bueno, tuvo que venir la directora.

Yo me lo pasé pipa jaja, ¡nunca se me olvidará!. Me hubiera encantado estar ahí jaja, en plan chulín, diciendo que no van a pasar las profes. ¡Me hubiera encantado! Las niñas, al final, se rindieron cuando la directora dijo que iba a llamar a sus padres. Cuando me miraba la directora,  dejaba de reírme, pero vamos, ¡me lo pasé pipa! 😉.

  • Usted era exigente combinado con cariño y pasión. Una infinidad de promociones la recordamos con inmenso cariño, pues la exigencia, no está reñida con sacar el lado bueno de las cosas, es más, van muy de la mano. ¿De dónde sacó esa forma de enseñar tan única y especial?

Bueno, cuando yo entré en el colegio, fui muy consciente de que la Educación física: gimnasia como decían ellas. (que tardé mucho en que comprendieran que la gimnasia es una parte de la educación física), sabía que tenía que hacer todo lo posible, para que sobre todo las profesoras entendieran, que educación física era igual que lengua, matemáticas… ósea que me tomarán en serio. No era la maría, así como pensaba con la música. ¡No, no! . Al cabo de los años, descubrieron que le educación física era importantísima. ¡Ahora, se sabe que lo es!

  • ¿Qué es para usted la enseñanza?

Algo precioso.

  • A través del deporte, sacamos a relucir infinidad de valores como: la constancia, perseverancia, compañerismo, esfuerzo… ¿Qué ha sido para usted el deporte?

Lo más importante, porque gracias a ello, todos los valores se ven, se solucionan y se trabajan. Sobre todo, hoy día, que se sabe bien.

  • En una palabra, ¿Qué es lo que le gustaría que sus alumnas, hubieran adquirido y aprendido de usted?

Lo que más me hubiera gustado, que se acordarán y que les haya dejado un legado. Yo siempre lo decía: que para mí, lo más importante era la educación y el trabajo. Con ello se llega a todo, y que nunca perdieran la esperanza. Que todas ellas podían. Porque había niñas muy inteligentes que se pensaban que podía con todo. Pero que todas tienen las mismas oportunidades

  • ¿Cuáles crees que son las cualidades y/o características para ser una buena profesora? Que aún, con el paso de los años, sea muy importante.

Tener mucha paciencia y que te gusten las alumnas.

  • ¿Qué ha sido lo mejor de ser profesora en este colegio? ¿Cambiaría algo de sus enseñanzas?

Uy ha sido todo. No cambiaría nada. Desde que entré en Montealto y seguí así hasta que me  jubilé, yo iba a dar clase,  lo que más me importaba eran las niñas. Ni padres, ni profesoras, ni nada….

Lo más importante son las niñas.

  • ¿Qué consejo les daría a las alumnas de hoy de Montealto, que le parezca fundamental para ser feliz o para una vida lograda?

Puf, les ha pillado una época bastante flu flu….que sean muy constantes. Qué sepan a dónde van y de dónde vienen.

  • ¿Qué le diría a una alumna a la que acaban de diagnosticarle una enfermedad o algún familiar cercano y se encuentra perdida, agobiada o sin sentido en la vida?

Que tenga paciencia y mucha fuerza y que todos, todos salimos adelante. Y que hay que luchar y sobre todo no perder el ánimo.

  • ¿Qué supone Dios en su vida? ¿Dios está en Montealto?

Mucho, mucho. Más que Dios, Jesús. Y si, por supuesto, Dios está en Montealto.

  • ¿Qué es Montealto para usted?

Muchísimas cosas. Lo más importante: han sido las niñas. Me han transmitido muchísimas cosas.

  • ¿Cuál era su rincón favorito del colegio?

Mi despacho 😉

  • ¿De qué profesoras, se acuerda con especial cariño y por qué?

De Carmen Capape por su inteligencia, bienestar, paciencia. Regañaba y no perdía los estribos. ¡Me ha marcado mucho!

  • ¿Qué es lo mejor de la enseñanza?

Las niñas.

  • Sabemos que no le gustaba mucho, pero muchas la conocíamos como “La chusa” no como nada despectivo, sino como un apodo que marcó tendencia entre adolescentes de entonces. Nunca hemos sabido a ciencia cierta que le parecía esta salida.  ¿Ha supuesto el suspenso de alguna envalentonada 😉?

No le influía en la nota 😉, nunca las oía, y si las oía se escondían. Por que además, todas saben que me llamo María Jesús González.

  • Ahora se dice que la juventud es menos fuerte, más alocada, con muchos retos y complicaciones derivados de la tecnología. Se dice que las familias han cambiado. Que los profesores están ante una época compleja y llena de problemas. ¿Qué consejo les daría a las profesoras de ahora que se enfrentan a esta época?

En esta época de la enseñanza con tanta tecnología, por una parte, lo tiene más cómodo los profesores y alumnos, pero vamos yo no lo cambio con mi época.

Necesitamos la tecnología, pero a su medida.

  • Si pudiera decirnos algo a las alumnas que tanto la hemos y la queremos. ¿Qué sería?

Os diría muchas cosas, que ¡muchas gracias! Que lo he pasado con vosotras estupendamente, que me encantaba regañaros y suspenderos 😉, pero en el fondo lo pasaba fatal. Entraba el despacho y todas notaban que estaba enfadada, y me decían las demás profesoras -pero bueno, pues apruébala- Pero no podía, no por mí, sino por todas las demás.

Creo que una de las cualidades mías como profesora en Montealto es que he sido muy justa.

He separado deportiva con las clases, y si una niña que no sabía hacer una voltereta trabajaba, esa niña podía tener buena nota, pues no todo el mundo tenía esas cualidades. ¡Era para mí, lo mejor!

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María Jesús, gracias por estar siempre a nuestro lado, por sacar nuestra mejor versión, por no hacernos blandas, por ser tan buena, por ser la mejor profesora de educación física del mundo y por ser nuestro referente.

La seguimos, la recordamos con inmenso cariño y nos acordamos mucho de usted ¡Las antiguas alumnas de  Montealto!

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